viernes, octubre 13, 2006

COMICS ARGENTINO: NUEVA EXPOSICION y NUEVO TALLER

■ Esta muestra, que se presenta en las tres Salas que el MNBA tiene en los Mall Plaza Vespucio, Norte y el Trébol de Concepción, constituye una revisión abreviada de la vasta producción de la historieta Argentina.

La muestra es una especie de relato que da cuenta de la inagotable capacidad del comics argentino para diversificar tópicos dentro de géneros narrativos extensamente desarrollados, cuestión que permite recorrer períodos relevantes de la construcción de la historia del Cómics de ese país.
La exposición se plantea como la continuación lógica de la anterior muestra “Comics para las masas. El Cómics en Chile”, que demostró el creciente interés existente del público por este tipo de expresión.

Artistas participantes:

Artistas: Carlos Trillo - Francisco Solano López - Robin Wood - Juan Sasturain - Osvaldo Walter Viola(Oswal) - Ricardo Villagrán - Domingo Mandrafina - Enrique Breccia - Héctor Alberto Sanguiliano(Sanyú) - Enrique Alcatena - Eduardo Risso - Sergio Langer - Jorge Zaffino - Ignacio Noé - Ariel Olivetti - Carlos Aón - Diego Coglitore (Jok) - Mariano Pogoriles (Angel Mosquito) - Juan Zanotto - Lautaro Fiszman - Eugenio Zappietro (Ray Collins.) – Alfredo Flores – Oscar Grillo.

TALLER DE COMICS: Aún hay cupos para inscribirse en el taller de comic que se imparte cada domingo a las 18.30 hrs.

Informaciones:, Loa Bascuñan, Valentina Montero.Sala Norte MNBA, 721 21 05 / 09. 8052484. salanorte.mnba@gmail.com/ WEB http://salanortemnba.blogspot.com



Antecedentes del Cómics Argentino.
A partir de las tiras cómicas a fines del siglo XIX, se produce en Argentina un desarrollo gráfico equivalente a las grandes industrias culturales de Europa y Norteamérica; no sólo en términos de su cantidad y calidad formal, sino también en la elaboración de una matriz propia, la cual buscará en forma incesante, representar el imaginario colectivo de la gran Argentina de mediados del siglo veinte.
Como consecuencia de los hechos de 1955: el bombardeo de la Plaza de Mayo por parte de la Fuerza Aérea Argentina; la huida en lancha torpedera por parte de Perón hacia el Uruguay, y la seguidilla de gobiernos militares surgirá “El Eternauta”(1957), lúcida narración de Héctor Germán Oesterheld, iluminada por Solano López. Ambos, a través de la metáfora de una invasión extraterrestre, desnudarán el estado de fragilidad de algunas sociedades frente a la agresión de poderes que están más allá de su comprensión. Durante sus obligados períodos de flirteo comercial, el cómics caerá en la forzosa venta del oficio, situación en que se encuentra mayoritariamente hasta hoy.
La madurez lograda por la historieta Argentina durante el siglo veinte en la “la época de oro”, que se da entre la década del 40 hasta la del 60, es el momento de la consolidación del cómics para adultos, que recibirá la denominación de “literatura dibujada”; esto, debido a que principalmente en sus inicios, se caracterizó por la realización de adaptaciones literarias, donde el trabajo de guión, fue desplazado por sumarios de textos literarios.
Hacia finales de la “época de oro”, el diseño de página rompió con la linealidad de la secuencia gráfica, la ironía y el humor se apoderaron de la anteriormente descrita historieta seria o adulta, introduciendo la aventura y el horror. Las referencias se multiplicaron, incorporando el saber artístico, ensayístico y político. Cuestión que provocó un alejamiento de la lectura popular y masiva, segmentándola cultural y socialmente; ya que los nuevos contenidos no otorgaban espacio para lectores ingenuos o “incultos”. Todo esto, principalmente debido a la necesidad, por parte de los realizadores de forjar un destino propio como profesionales de un género narrativo que se legitimará en el tiempo. Piedra angular constitutiva de esta inquietud será la obra anteriormente mencionada “El Eternauta”, realización que no sólo se convertirá en una mera referencia, sino que se constituirá en el modelo que regirá el deslinde de la industria cultural de nuevo cuño, distante de los contenidos triviales y evasivos provenientes de las industrias culturales centrales.
Será en esta búsqueda por la legitimación artística, que surgirá la valorización de las cualidades narrativas de la historieta, la experimentación artística y creación plástica actual. Una de las instancias que habrá de marcar significativamente este rumbo, será la realización de la Primera Bienal Mundial de la Historieta, organizada por el Instituto Torcuato Di Tella en 1968, en conjunción con Socerlid (Academia Francesa de Estudios de la Historieta), instancia que se suma a la postulación y realización de cátedras universitarias destinadas a valorar las “artes menores”, cursos que son realizados en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde se introdujo formalmente, el estudio teórico sobre la percepción del cómics y la utilización de la semiótica como instrumento de análisis. Aunque la construcción de un cuerpo teórico propiamente tal se dará a partir de otra circunstancia, en la cual se efectuará una airada acusación a las industrias culturales centrales, planteando el marcado sesgo ideológico de éstas. Nos referimos al ensayo “Para leer al Pato Donald” (1971) de la dupla Matelart - Dorffman. Todo lo anterior, será la antesala para que un grupo de grandes maestros del cómics, entre los cuales encontraremos nombres tan significativos como Alberto Breccia, Hugo Pratt, Freixas, Lipszic, Mottini, Bayon, Dominguez, Roume, Borisoff, Vieytes, Haupt y Garaycochea; quienes como proyección de las motivaciones anteriormente descritas, fundarán la Escuela Panamericana de Arte en 1968, marcando de esta manera, a las generaciones posteriores e incidiendo en ellas desde su formación más temprana. El declive de este poderoso movimiento comenzará con la pérdida de la predominante experimental de este proyecto cultural y su crítica ideológica; principalmente a partir del cierre de la revista “Fierro” en “Historietas para sobrevivientes (1984 - 1992)”, llamado que haría clara alusión a los últimos sobrevivientes del legado dejado por editorial Frontera y la designada época de oro.
Una de las características de este legado, será la incorporación masiva de la cultura universal como contenido propio del cómics y la popularización de sus valores, en una mirada reflexiva sobre la realidad, desarrollando el espíritu crítico, la búsqueda de ritmos y contrastes que obligan a detenerse en cada viñeta; la humanización de los personajes, utilizando técnicas y recursos literarios, además de la exacerbación del marcado carácter experimental de cada relato. Digno representante de este legado es actualmente el grupo “La Productora”. Esta comunidad de realizadores está integrada, entre otros, por Angel Mosquito, Aón -Jok y Cristian Mallea, quienes se han constituido como autentico relevo de la anteriormente mencionada “generación de la época de oro de la historieta Argentina”, con obras tales como; “Carne Argentina”, “Road Comic”, “Nestor Cómics 1 y 2”, “Ecos y tinieblas”, “El otro”, “¿Quién es Copérnico?”, dando cuenta de una generación que difícilmente sería reconocible sin los anteriores cincuenta años de producción de Cómics.